Leerte y escribirte

Quedarse solo es un buen paso para empezar a mirarse uno mismo.
Quedarse sin vos en cambio lleva a la reelectura de paginas plagadas de sentimientos.

Leerte no es bueno, ahora en este momento y escribirte puede que lleve por el mismo camino.
Pero mi hoja solitaria, como mi mano,
la cual carente de caricias busca a su fiel amante la birome
y el papel como si fuera un lecho de puro romance es testigo de la mezcla entre ambos.
Con esto no quiero decir que cada palabra de esta confesion sera un orgasmo, eso depende de los ánimos del autor, de su cerebro imaginativo y resolutivo el cual genera historias o solo se dedica a contar las suyas, como en este caso.

Mi animo es neutral, leerte y escribirte, parece algo mas planificado para un guru hindú que para mi,
porque me robaste palabras, agregaste y quitaste , forme decenas de oraciones con tu nombre, analicé tu sujeto y predicado.

Me encontré con que leerte no era nada fácil, hasta encontraba palabras secretas, así que decidí escuchar tu propio relato (El cual con el paso de los vientos fue cambiando).
Irresoluto en mi deber, me deje llevar como cuentos de hadas y margaritas sembradas por mi pequeña inocencia (la cual fue velada en Caramuto hace unos días).

Escribirte, no me sabe a mal, es donde encuentro tu parte buena (esa que me encanta), tus palabras confusas, un recuerdo, una noche, aquellas ceremonias genitales, aquellos días sin tiempo.
Todo eso es traducido a mis palabras, con las cuales el autor se desenvuelve, se libera, prende un pucho y se tranquiliza.

Febrero 2011

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